Baobab

desde África el “SUPER FRUTO” para nuestro bienestar.


El Baobab (Adansonia digitata) es un árbol tropical que pertenece a la familia de las Bombacáceas y crece espontáneamente en África, Australia y Madagascar. 
Es muy probable que ya en el antiguo Egipto se conocieran los frutos del Baobab; se encontraron inscripciones cerca de Aswan (2500 a.C.) que describen la presencia de frutos de este árbol al lado del Nilo. 
Parece que en aquella época se utilizaban los frutos para la fiebre, trastornos intestinales y también se empleaban en cosmética. 
Llamado por los africanos “ÁRBOL MÁGICO”, “ÁRBOL FARMACIA”, “ÁRBOL DE LA VIDA”, el nombre BAOBAB deriva del árabe “BU-HIBAB” (fruto de las muchas semillas).
 

Su vida es extremadamente larga: la mayoría de los Baobabs vive unos 5000 años, pero en algunas zonas de África hayan ejemplares de más de 5000 años. Su valor sagrado es respectado para todos los pueblos africanos; prueba es que solo el “sabio” puede subirse a sus ramas para recoger frutos y hojas. 
Normalmente este viejo gigante de nuestro planeta vive en soledad y puede alcanzar los 20m de altura y 12m de diámetro y puede almacenar hasta 9.000 litros de agua en su interior, donde se conserva naturalmente limpia, ya que la contaminación de substancias orgánicas exteriores no penetran en la corteza.

En todo el continente africano se aprovechan las diferentes partes del Baobab para fines terapéuticos y nutricionales, y numerosos remedios utilizando partes del Baobab son nombrados en la farmacopea tradicional africana. También Europa y los países desarrollados pueden traer beneficio de este majestuoso, enigmático y mágico árbol, conocido en todo el mundo por el cuento de “El Principito” y para estar “plantado al revés”. Pero también África, su población y las mismas forestas de Baobab pueden beneficiarse de este nuevo comercio.
El fruto del Baobab mide desde uno 10 hasta 45 cm. Tiene una forma ovalada o bien cilíndrica, irregular. La pulpa del fruto, una vez madura, se encuentra ya deshidratada, tiene aspecto de polvo, color blanquecino con un sabor ligeramente cítrico. La pulpa está compuesta por pequeñas aglomeraciones harinosas que contienen al interior unas semillas (parecido a la granada, pero “disecada”).

La pulpa de baobab se utiliza para la preparación de bebidas energéticas, refrescantes y ricas en nutrientes, mientras que con las semillas se puede extraer un aceite que puede ser utilizado tanto como cosmética como en alimentación.
Este majestuoso símbolo de África, que parece juntar la tierra con el cielo, ofrece al hombre alimento y remedios para diferentes enfermedades; por ejemplo en Sierra León se utilizaban las semillas como estimulante sexual, mientras que molidas se empleaban para la elaboración de catalasamas y unguentos para los enfermos de paludismo. El aceite extraído de las semillas es muy rico en ácidos grasos esenciales y es ecxecelente para el cuidado de la piel. Este aceite es muy utilizado e indicado en caso de quemaduras, eccemas, pieles secas y sensibles, ya que regenera muy rápidamente el tejido epitelial, y lo hace más elástico y resistente.
Antiguamente se utilizaba a corteza, en lugar de la cáscara de la quinina, como remedio para la fiebre malarica y el paludismo (se preparaba una decocción haciéndola hervir un día entero).
En la medicina tradicional africana se empleaban las hojas, que son muy ricas en vitamina C y vitamina A, como expectorantes, febrífugas, antiasmáticas y en caso de sudoración excesiva, y hasta el día de hoy son un remedio muy eficaz por la expulsión del gusano de Guinea. Las hojas más jóvenes se pueden consumir como las espinacas, mientras disecada y molidas (lalo) actualmente se emplean y comercilizan como espesante para la preparación de varios platos típicos (como el cous cous de mijo*).
Eccepcional interés tiene la pulpa del fruto del baobab que se presenta naturalmente deshidratada (humedad del 8-10%), de aspecto polvoriento, color blanquecino y de sabor ligeramente ácido.
Su extracción necesita solo de un proceso mecánico de rotura de la cascara leñosa que la encierra, sucesivamente de una separación manual de los gajos secos y una separación mecánica de las semillas contenidas en los gajos. En fin se tamiza y muele hasta obtener una harina muy fina. El fruto del baobab encuentra numerosos empleos en la alimentación de la población africana como la preparación de pócimas, salsas, aliños, y sobre todo para la preparación de una bebida muy refrescantes (buoy).
En la medicina tradicional la pulpa de baobab se empleaba como febrífugo, analgésico, antidiarreico y también en casos de viruelas y rubéola. La pulpa es seguramente hasta la fecha uno de los tratamientos más eficaces en contra de la diarrea y la anemia infantil (está corroborado por varios estudios y además reconocido por la organización mundial de la salud).

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